El Lyme es una enfermedad que todavía no es conocida ampliamente por la sociedad. Sin embargo, ya tiene un largo recorrido como patología.
La borreliosis de Lyme, desde el punto de vista histórico, tiene su primera aparición en una comunidad de Estados Unidos, donde las diferentes manifestaciones reumatológicas, inicialmente, fueron interpretadas como una artritis reumatoidea juvenil. De ahí, partieron las primeras observaciones del Lyme.
Para ayudar a conocer sus claves, también es importante analizar la evolución de los enfermos después de su diagnóstico. Al no tratarsede forma certerapuede provocar artritis, síntomas neurológicos, como parálisis facial o neuropatías.
La enfermedad de Lyme 20 años después del inicio afecta, indudablemente, al estado físico de los pacientes, también degrada la apariencia exterior y supone un profundo desgaste mental, sobre todo, si el paciente ha sufrido un proceso largo y tedioso hasta ser correctamente diagnosticado.
Todo porque la clave es la pronta identificación de la enfermedad, si sabemos con certeza que sufrimos Lyme los estragos y las complicaciones derivadas serán mucho menores. Biosalud Hospital está especializado en el diagnóstico y tratamiento personalizado de la enfermedad de Lyme y una asociación SoSlyme que persigue la investigación y mejora de los pacientes de Lyme.
Un diagnóstico certero, la mejor garantía para sobrellevar el Lyme
Sin tratarse, la enfermedad de Lyme puede producir una amplia variedad de síntomas, los que, además, varían entre sí según el tiempo y la etapa de infección. Es decir, desde el tiempo que ha pasado entre la picadura de la garrapata y su transmisión a la sangre.
Así, los primeros síntomas pueden incluir fiebre y un reconocible sarpullido, un eritema que nos ayude a tomar medidas rápidas contra esta picadura. Sobre todo, que nos sirva de aviso, aunque es cierto que ese bulto o enrojecimiento no siempre aparece o no siempre es identificado por la persona que ha recibido la picadura. Se trata de un síntoma visible en forma de “eritema migrans” que se manifiesta en ocho de cada diez de las personas infectadas.
Otros efectos identificativos que pueden alarmarnos en las siguientes etapas, conforme van pasando los primeros meses, son la continuidad de la fiebre, que sintamos escalofríos o un dolor de cabeza persistente. Unas situaciones negativas que pueden confundirse con otros procesos pero que, a su vez, pueden estar acompañados de dolores musculares y de articulaciones.
Por tanto, estas primeras sintomatologías pueden alertarnos ante una posible picadura de garrapata. Algo que podemos también dilucidar si hemos visitado alguna zona boscosa o algún país con más presencia de Lyme.
¿Qué efectos tiene el Lyme, años después?
Tras el paso del tiempo, estas marcas exteriores más visibles son imposibles de identificar, aunque, no obstante, los sarpullidos en diferentes partes del cuerpo sí pueden continuarse en el tiempo.
Además de ello, se repasan, a continuación, las principales problemáticas de salud que una persona con la enfermedad espera o puede esperar décadas después de contraerla. Un identificador que puede disparar nuestras alarmas es sufrir dolores de cabeza intensos.
En esta cadena de factores también se pueden manifestar palpitaciones o latidos irregulares del corazón, lo que se incluye dentro de la carditis de Lyme. Asociado a este efecto negativo en la salud se pueden sufrir episodios de mareos o dificultad para respirar o que se nos mantenga una la rigidez en el cuello.
Asimismo, tras el paso del tiempo, se pueden detectar problemas con la memoria a corto plazo. De tal modo, que el Lyme también puede desencadenar defectos cognitivos en las personas infectadas sobre las que, sobre todo, es característica la preeminencia de una sensación de fatiga intensa que perdura pese a descansar o llevar un ritmo de vida más lento de lo normal. Esta enfermedad limita a quien la contrae en su día a día e incluso puede agravarse, todavía más.
El Lyme tras veinte años de su infección
El proceso de la enfermedad 20 años después de iniciarse sigue su curso y otras nuevas fases que pueden comenzar en los pacientes se caracterizan por provocar procesos de parálisis facial, reflejada por la desde pérdida del tono muscular o caída de uno o ambos lados del rostro. También puede detonarse una inflamación del cerebro y la médula espinal e incluso una neuralgia.
Unos efectos de gran envergadura para la salud que también pueden acompañarse de una artritis. Un dolor de diferente graduación que se manifiesta en la inflamación en las articulaciones, generalmente, es muy habitual que se produzca en las rodillas. Un dolor intermitente o más constante que se plasma en tendones, músculos, articulaciones y huesos.
De este modo, la enfermedad de Lyme no tratada puede provocar una inflamación crónica de la articulación, conocida como artritis de Lyme. Sin olvidar otro tipo de inflamaciones en la zona ocular y la del hígado. Todos estos síntomas son los que podemos ir desarrollando si sufrimos el Lyme y pasan los años.
Por tanto, los síntomas más graves de la enfermedad de Lyme no aparecen por semanas, meses o años después de la picadura de garrapata. Para conocer todos los procedimientos de su tratamiento puedes consultar nuestras investigaciones en Soslyme.org.
Fuentes de información:
Herrera Lorenzo, Orestes, Infante Ferrer, José, Ramírez Reyes, Carlos, & Lavastida Hernández, Hugo. (2012). Enfermedad de Lyme: historia, microbiología, epizootiología y epidemiología. Revista Cubana de Higiene y Epidemiología, 50(2), 231-244. Recuperado en 09 de noviembre de 2022, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-30032012000200012&lng=es&tlng=es.