La infección por Lyme puede afectar a todos los órganos y sistemas de nuestro cuerpo.
Teniendo en cuenta que el 80 por ciento del sistema inmunitario está alojado en el intestino ¿no deberíamos conocer bien los síntomas de Lyme en el aparato digestivo?
En una fase aguda o temprana de la enfermedad de Lyme no es muy frecuente que el sistema digestivo se resienta. Pueden presentarse vómitos, diarrea o dolor abdominal durante unos días y en principio sin complicaciones. Es decir, que aunque no son frecuentes es posible que algún paciente haya vivido este tipo de síntomas.
En la evolución del Lyme o fases avanzadas, sin embargo, la infección bacteriana por borrelia puede tener consecuencias a medio y largo plazo con síntomas crónicos como las intolerancias alimentarias o el estreñimiento. La reacción que puede desencadenarse por la infección del tracto digestivo podría llegar a afectar al sistema inmune pero ¿cómo?
Primero, la bacteria puede infectar de manera directa el sistema digestivo provocando una inflamación de los órganos. Esto daría lugar a los síntomas digestivos.
En segundo lugar, si la infección llega al intestino donde se encuentra el 80 por ciento de nuestro sistema inmunitario, la alteración puede derivar en enfermedades crónicas.
Esto que puede parecer sencillo, es una de las “trampas” que nos pone la enfermedad de Lyme a la hora de elaborar un diagnóstico. Si detectamos una enfermedad autoinmune derivada de la infección intestinal por borrelia, se diagnosticará como tal y el tratamiento se centrará en la autoinmune sin mirar si más allá puede haber un lyme u otra patología.
Síndrome de permeabilidad intestinal y enfermedad de Lyme
La inflamación de las células del intestino, se traduce en una separación entre las células que conforman el intestino delgado. A través de estos “huecos” bacterias o diferentes sustancias que provienen de los alimentos, entran en el torrente sanguíneo. Esta inflamación puede estar provocada por el estrés, el consumo de alcohol, ciertos medicamentos y otros factores. Sea cual sea la causa, lo cierto es que hay una relación entre esta inflamación, la reacción del sistema inmunitario y las enfermedades autoinmunes.
Pero ¿tiene esto que ver con la enfermedad de Lyme? La principal consecuencia de la infección por esta espiroqueta es la inflamación del organismo. Bien, pues si tratamos de forma adecuada la inflamación intestinal, estaremos favoreciendo el tratamiento contra el Lyme.
Estreñimiento crónico
El estreñimiento también es uno de los síntomas o afecciones que pueden derivar del Lyme. Aunque no se conocen bien las causas, esta es una patología frecuente asociada al estilo de vida occidental y, generalmente, puede tratarse con un cambio de hábitos o una medicación para las fases agudas. Sin embargo, en ocasiones se ha detectado una obstrucción en el tracto digestivo derivada de la influencia de la infección por borrrelia en el sistema nervioso.
En este caso (descrito en artículos como este) lo que sorprende a los especialistas es la influencia directa entre el Lyme y el sistema nervioso autónomo. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4496901/
Lyme gastrointestinal en niños y adolescentes
Aunque los síntomas intestinales no son frecuentes en las fases agudas del Lyme, los niños y adolescentes pueden presentar síntomas que parecen una colitis o una enfermedad de Crohn (dolor, vómito, diarrea, sangre en las heces..). Incluso cuando los resultados de las pruebas de Lyme son negativos, debemos observar la clínica y determinar qué síntomas asociados al Lyme persisten. Antibióticos y una dieta adecuada deberían activar e sistema inmune y reducir la intensidad de los síntomas en un Lyme temprano.
El tratamiento del intestino, un pilar para el tratamiento de Lyme
Los síntomas gastrointestinaes del Lyme pueden aparecer o no. Ya sabemos que esta patología no nos pone las cosas fáciles y la lista de síntomas no es cerrada ni tan evidente como en otras enfermedades.
Sin embargo, el cuidado del intestino debe tenerse en cuenta; este es un órgano sensible que contiene el microbioma y es uno de los pilares de nuestro sistema inmunitario. Los pacientes de Lyme suelen tomar probióticos que ayudan a restablecer el microbioma deteriorado por los antibióticos. Además, los especialistas recomiendan eliminar el azúcar, los refinados o el gluten ya que pueden favorecer el crecimiento de los hongos, por ejemplo, como sucede con la candidiasis.
